Thursday, April 26, 2007

Cuando se secó el río de mis lágrimas

Aquel fue un día triste. La amargura inundaba mi corazón. Mis ojos decidieron hundirse en llanto hasta que el río de mis lágrimas se secó. No me había dado cuenta que estaba seco hasta que otro golpe de la vida me entristeció y sentí la necesidad de llorar. Cuando quice romper en llanto no lo conseguí. Mis lágrimas no salían, entonces supe que no tenía lágrimas. Salí a la calle en busca de una solución a mi problema. Rodando y rodando comencé a ver las cosas que usualmente están presentes en las calles de mi país. Niños con caras largas en las esquinas, como si cargaran las culpas de todo ser vivo existente sobre esta tierra. Grandes agujeros, donde caben los sueños y esperanza de todos, ladrones y asesinos disfrazados de policias y hombres en carros con placas especiales camuflageados de seriedad (eso es sólo un disfraz). Ver todo esto me causó disgusto, lo cual provocó nubes negras en mi cabeza, las cuales estallaron en lluvia que mojó todo mi ser y el río de mis lágrimas volvió a llenarse. En ese momento ya no quería llorar de tristeza, sino de rabia e impotencia. De alguna manera tenía que liberar la corriente de mi río, que gracias a las desgracias de mi país había logrado rescatar.