Monday, January 28, 2008
En el mar de la duda
Aquella noche me sumergí de cabeza en el mar de la duda y nadé y nadé buscando su razón de ser en las pofundidades. Mientras nadaba descubría algo nuevo en cada brazada. Cuando toqué fondo, mi cuerpo lleno de razones comenzó a subir a la superficie. Llegué. Saqué la cabeza, respiré profundamente, llené mis pulmones de verdad y mi boca de razón: La duda es un mostruo despiadado, espeluznante, nos carcome los huesos de la conciencia. Para destruirla sólo hay que encender las luces del alma, verle a los ojos y con la espada de la seguridad quebrar su cuerpo en mil pedazos y mandarlos a volar al infierno del olvido.
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