
Hoy, mientras descansaba en el banco del parque, vi como un hombre alado descendía desde las alturas. Se acercó a mi y yo le sonreí. Frotó dos veces sus alas e hizo salir de ellas otro par. Las colocó en mi espalda. Me tomó de las manos y volamos por todo lo alto. Atravesamos las nubes y jugamos con ellas. Descendimos deslizándonos sobre un arcoiris y bajamos sin mas. Me fue soltando lentamente las manos mientras se alejaba y yo al mismo tiempo abría muy despacio los ojos, pensando en lo maravilloso que es imaginar.