Wednesday, February 21, 2007

Un paseo por mi corazón

Ayer mientras hablábamos me dijo: "de lo malo, ¿no te acuerdas?". La pregunta fue como un resorte para mi mente, la cual fue empujada a hacer un recorrido interno por el corazón. Cerré los ojos y lentamente me fui autoadentrando. Mi travesía inició por la boca. Pasé por la garganta y bajé hasta el corazón. Al llegar eché un vistazo. Todo parecía estar en orden. Los latidos sonaban perfectos. Seguí caminando y de pronto tropecé. Me deslicé por un tunel. Al caer me puse de pie. El lugar parecía estar abandonado. Deshabitado. En las paredes habían recuerdos colgados. Los observé y vi que todos eran negativos... Utilicé una lupa para verlos más detalladamente. Temía que aún latieran. Observé. Contemplé. Descubrí. Respiré. ¡Estaban todos muertos!. Concluí que me encontraba en el olvido. El lugar en mi corazón donde estaba lo borrado. Al fondo vi una puerta. La abrí. Penetré en otro espacio. Estaba más iluminado. Brillante. Positivo. Me di cuenta que estaba en el lugar perteneciente al presente. Allí todo era más claro, más seguro.
Satisfecha decidí salir al espacio exterior. Me alejé del corazón. Pasé por la garganta y salí por donde mismo entré. Al encontrarme fuera otra vez, su voz me hizo regresar de nuevo en sí, repitiéndome: "de lo malo, ¿no te acuerdas?", inmediatamente recordé mi travesía por el olvido y sin esperar más respondí: no, de lo malo no me acuerdo.

Wednesday, February 07, 2007

Viajando en el árbol de los sueños

Caminaba rápidamente. Comenzaba a pensar que aquel bosque no tenía final. Ya mis pies no soportaban un paso más.
Vi aquel hermoso árbol. Me acerqué a él. Quería sentarme a su sombra. Descansar. Llegué. Me posé en su regazo y apoyé mi cabeza en su tronco. Inmediamante fui invadida por un intenso sueño. No aguanté y me quedé dormida.
Soñe cosas maravillosas. Vivía en un mundo perfecto donde mis cosas favoritas estaban siempre presentes. Mis canciones, mis colores, mis olores. Era mi mundo ideal... Me desperté. Estaba como encantada.
No quería irme de allí. Quería volver a dormir. Memoricé mil veces el camino que me llevó al árbol y desde ese momento aquel lugar se convirtió en mi favorito. Mi refugio. Mi escape.
Diariamente iba a soñar al árbol. Un día llegué y no lo vi. Pensé que había olvidado el camino. Di vueltas por todas partes. Busqué y busqué. Estaba segura que ese era el lugar. Nunca lo olvidaría. Entonces miré al suelo. y... allí estaba. Tirado.
Al parecer había sido víctima de algún leñador asesino. Me arrodillé frente a él y lloré hasta que mis ojos se cansaron. Se había terminado mi mundo de maravillas, de ensueño. No creía poder seguir viviendo sin aquellos sueños dorados que me hacían soportar la realidad gris.
Después de un largo rato decidí sacar mis sueños de aquel árbol sin vida. Recordé que tenía en mi mochila una jeringa.
La saqué. Inyecté el árbol y extraje todos mis sueños, mi mundo maravilloso. Me disponía a inyectarlos a otro árbol, entonces me dije, si los pongo en otro árbol estaré atada a él también para poder soñar. Miré mi brazo y sin pensar demasiado me inyecté mis sueños justo en las venas. Inmediatamente sentí un cambio brusco de ánimo. Cerré mis ojos y al abrirlos nuevamente ¡estaba en mi mundo maravilloso!. Siempre viviré allí. Ahora mis sueños corren por mis venas, son parte de mi.