Ayer mientras hablábamos me dijo: "de lo malo, ¿no te acuerdas?". La pregunta fue como un resorte para mi mente, la cual fue empujada a hacer un recorrido interno por el corazón. Cerré los ojos y lentamente me fui autoadentrando. Mi travesía inició por la boca. Pasé por la garganta y bajé hasta el corazón. Al llegar eché un vistazo. Todo parecía estar en orden. Los latidos sonaban perfectos. Seguí caminando y de pronto tropecé. Me deslicé por un tunel. Al caer me puse de pie. El lugar parecía estar abandonado. Deshabitado. En las paredes habían recuerdos colgados. Los observé y vi que todos eran negativos... Utilicé una lupa para verlos más detalladamente. Temía que aún latieran. Observé. Contemplé. Descubrí. Respiré. ¡Estaban todos muertos!. Concluí que me encontraba en el olvido. El lugar en mi corazón donde estaba lo borrado. Al fondo vi una puerta. La abrí. Penetré en otro espacio. Estaba más iluminado. Brillante. Positivo. Me di cuenta que estaba en el lugar perteneciente al presente. Allí todo era más claro, más seguro. Satisfecha decidí salir al espacio exterior. Me alejé del corazón. Pasé por la garganta y salí por donde mismo entré. Al encontrarme fuera otra vez, su voz me hizo regresar de nuevo en sí, repitiéndome: "de lo malo, ¿no te acuerdas?", inmediatamente recordé mi travesía por el olvido y sin esperar más respondí: no, de lo malo no me acuerdo.
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